El peor partido del año.

Hemos ganado. Sí y ¿qué?
No todo vale en el fútbol. No todo vale. Hoy hemos jugado el peor partido del año. Hoy, hemos jugado en contra de nuestros principios.
El Athleti, nos ha dado un baño. Seamos francos. No me importa nada el 3-0. Podría haber sido un 1-4 tranquilamente en la primera parte. No pasábamos del centro del campo con el balón controlado y ellos han fallado lo infallable.
Hoy hemos jugado como el Madrid lleva jugando un año y medio: fatal, sin principios y sí, con pegada y goles, pero esta no es nuestra forma de jugar. Lo único que conseguimos así es que nuestro público nos acabe pitando, sino mirad lo que le hace el Bernabéu a sus jugadores Madrid. 
Sin un centro del campo que compense ni que controle, con un Andre Gomes que no acaba de enterarse de cómo va el tempo del partido, con Rafinha que va con una marcha menor que la de los tres de arriba y con un Arda que no cuadra dentro del cuadro neoexpresionista que propone el Barça: es como poner un Delacroix en un Warhol, no hay manera que entre. Y no es malo, pero es un parche, no es una idea.
No podemos permitirnos cambiar nuestra manera de ser y de hacer. No podemos renunciar a las raíces.
Este es el típico partido que el bueno del Flaco hubiera entrado en cólera en la rueda de prensa después del partido : «hemos ganado por la calidad pero estoy triste» (típica rueda de prensa de 1991 cuando ganábamos al Logroñés con una goleada y él nos devolvía a la realidad con frases inentendibles por entonces. Ahora sí que las pillamos. Todo debe ser estrategia, lo demás es pan para hoy y hambre para mañana.
Lo de Williams y sus amigos ha sido de chiste por todo lo que han fallado. Si esto se lo permitimos al PSG, vamos 3-0 en la primera parte y dime tú, ¿cómo remontamos?.
Para acabar, lo de Paco Alcacer sí, felicidades, un golito, pero na-da-más. En cambio, Neymar se ha puesto un galón más de héroe, no por cómo ataca sino por cómo defiende. 
Cuidado el marte con el Atlético. No pensemos que está ganado. Aquí no estamos clasificados hasta que no pite el árbitro.